Investigadores de la Universidad Francisco de Vitoria, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Europea de Madrid, han identificado diferencias específicas en la microbiota intestinal de adultos sanos portadores del gen APOE4, principal factor genético de riesgo para el Alzheimer.

250527 portada noticia 300x188 La microbiota intestinal podría ayudar a detectar precozmente el riesgo de Alzheimer Estudiar en Universidad Privada Madrid

La microbiota intestinal podría revelar precozmente el riesgo de Alzheimer (Canva.com).

¿Es posible que una simple muestra fecal pueda ayudarnos a conocer nuestro riesgo futuro de desarrollar Alzheimer? Esta pregunta motivó un estudio pionero publicado recientemente en la revista científica AMB Express, que explora la relación entre la genética y la microbiota intestinal –el conjunto de microorganismos que habitan nuestro intestino– en adultos jóvenes y sanos que portan el gen APOE4.

Una firma intestinal asociada al riesgo genético

El Alzheimer representa entre el 60 y el 70% de los casos de demencia a nivel mundial y afecta a más de 50 millones de personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En este contexto, los investigadores decidieron estudiar si existían diferencias en la microbiota intestinal asociadas específicamente al gen APOE4, conocido por aumentar significativamente el riesgo de Alzheimer.

“Queríamos comprobar si era posible identificar señales tempranas relacionadas con el APOE4 en adultos sanos y jóvenes, teniendo en cuenta las evidencias recientes que vinculan la microbiota intestinal con la salud cerebral”, explica Carlo Bressa, investigador del Instituto de Investigaciones Biosanitarias de la UFV y coautor principal del estudio.

El análisis incluyó a 77 adultos sanos, de entre 18 y 48 años, con estilos de vida cuidadosamente controlados y genotipados para el gen APOE. Los resultados más llamativos mostraron que los portadores del alelo APOE4 tenían una reducción considerable –hasta cinco veces menor– de bacterias del género Megamonas y también una disminución significativa del grupo bacteriano Eubacterium brachy, ambos implicados en la extracción energética y la regulación del tejido graso corporal.

Mar Larrosa, investigadora principal del estudio en la Universidad Complutense de Madrid, señala: “Estas diferencias microbiológicas podrían reflejar adaptaciones metabólicas tempranas relacionadas con el riesgo genético de Alzheimer, que aparecen mucho antes de que existan síntomas o alteraciones cerebrales detectables”.

Adaptaciones microbianas frente al estrés oxidativo

El equipo también detectó cambios importantes en las funciones metabólicas de estas bacterias. En concreto, observaron un incremento en las rutas bacterianas relacionadas con la producción de carotenoides, pigmentos con propiedades antioxidantes cuya concentración suele ser más baja en los portadores del gen APOE4.

Este cambio podría interpretarse como una respuesta compensatoria al mayor estrés oxidativo al que estas personas están predispuestas. También detectaron un aumento en el metabolismo bacteriano de la trehalosa, un azúcar con función neuroprotectora, cuya mayor degradación podría reducir su disponibilidad en el organismo y afectar negativamente a la salud cerebral.

Carlo Bressa matiza estos resultados explicando que “el aumento en la producción de carotenoides podría interpretarse como una adaptación de la microbiota intestinal frente al mayor estrés oxidativo que acompaña al gen APOE4. Sin embargo, el aumento del metabolismo bacteriano de la trehalosa podría disminuir su disponibilidad en el organismo, lo cual paradójicamente reduciría su potencial neuroprotector y podría tener un impacto negativo en la salud cerebral a largo plazo”.

Un posible diagnóstico precoz y no invasivo

Uno de los aspectos más relevantes y prometedores del estudio es la posibilidad de utilizar estas diferencias microbianas como biomarcadores tempranos y no invasivos del riesgo de Alzheimer.

“Estos patrones específicos en la microbiota intestinal podrían constituir biomarcadores tempranos de riesgo en personas sanas, antes de que aparezcan los primeros síntomas neurológicos”, señala Mar Larrosa.

Asimismo, estos resultados abren posibles vías de prevención personalizada, ya que conocer estos marcadores tempranos podría facilitar intervenciones dietéticas específicas o el uso dirigido de probióticos para modular favorablemente la microbiota en personas con predisposición genética al Alzheimer.

No obstante, los expertos aclaran que es necesario validar estos hallazgos en cohortes más grandes y diversas antes de que puedan ser utilizados de manera efectiva en la clínica.

El papel clave del intestino en la salud cerebral

Aunque estos resultados son prometedores, los investigadores insisten en que todavía queda mucho por entender. No se sabe con certeza si los cambios observados en la microbiota intestinal de los portadores del gen APOE4 son una causa directa del Alzheimer, una respuesta temprana del organismo o ambas cosas a la vez.

Lo que sí está claro es que el intestino y sus microorganismos tienen un papel más importante del que se pensaba en la salud cerebral. Este estudio es un paso más en una línea de investigación que está ganando cada vez más fuerza: la que estudia cómo nuestra microbiota puede influir, a largo plazo, en el funcionamiento del cerebro.

Por eso, el equipo investigador subraya la necesidad de seguir estudiando este fenómeno en grupos más amplios y diversos de personas, para comprobar si estas diferencias microbianas podrían usarse algún día como herramientas de diagnóstico precoz o como dianas para intervenciones preventivas.

Mientras tanto, cuidar la salud intestinal desde etapas tempranas podría convertirse en una de las claves para proteger el cerebro a lo largo de la vida.

El estudio completo puede consultarse en la revista científica AMB Express.